¿Por qué afectan el estrés y la ansiedad a nuestra piel?
- Rocío Fernández
- 31 jul 2022
- 2 Min. de lectura
Seguro que en tu entorno es cada vez más habitual usar las palabras estrés o ansiedad. Se ha convertido en el día a día por cuestiones laborales, personales y hasta por factores externos como la pandemia del Covid-19. El estrés emocional, al que todos en menor o mayor medida estamos expuestos, hace que bajen nuestras defensas cutáneas dando paso a procesos inflamatorios y a la producción de adrenalina y cortisol. Es decir, que afecta a nuestra piel de una forma más que probada.
En los últimos años, el estrés se ha convertido en el principal problema de envejecimiento de la piel, reemplazando a la exposición a los rayos UV o la contaminación. Esta preocupación está más presente en las generaciones más jóvenes menores de 40 años y por eso ahora, más que nunca, debemos incluir en nuestra cosmética productos antiestrés, que prevengan y corrijan sus efectos.

¿Por qué el estrés afecta a la piel?
«La piel está directamente conectada con el sistema nervioso central y el sistema circulatorio. Por esta razón, cualquier alteración en nuestro organismo repercute negativamente en su aspecto y, en su efecto en la salud de la piel. Los estados de ansiedad y nerviosismo, así como la exposición a agentes externos (viento, frío, sol, polución…) provocan desequilibrios hormonales y debilitan nuestro sistema inmunológico».

¿Qué efectos negativos son producidos por el estrés o la ansiedad?
«El aumento de la secreción de cortisol permite afrontar el estrés y las exigencias del día, además de incrementar la disponibilidad de energía. Si bien es necesario para sobrevivir, también puede traer problemas para la salud, ya que el hecho de que exista una secreción elevada puede provocar a corto plazo en la piel problemas. Entre ellos estarían la dermatitis, acné y empeorar condiciones preexistentes, como la psoriasis o rosácea.
A largo plazo este aumento de cortisol acelerará el envejecimiento cutáneo porque el cortisol consigue descomponer el colágeno y la elastina presente en la piel a un ritmo mucho mayor del correspondiente de forma natural. Esto da como resultado la aparición temprana de arrugas y líneas de expresión. Además, la ansiedad también hace que se destruya el ácido hialurónico y daña el ADN celular, afectando de forma concreta a la parte encargada de controlar el envejecimiento de las células». Además, está también comprobado que el estrés provoca una piel apagada y poco luminosa.




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